Luisa Roldán
Luisa Roldán, escultora de Carlos II, [s.a.] Retrato ficticio |
La escultura barroca en España
se caracteriza por representar la naturaleza libre de idealismos, así como por
la ausencia de geometrías para lograr movimiento y por su uso como ornamento en
espacios interiores o exteriores. Los escultores del país escasamente se vieron
influenciado por extranjeros, dado que los artistas más representativos en la
materia no importaron sus obras ni viajaron a otros países. La temática más
repetida durante el Barroco fue la religiosa; se elaboraban desde piezas
pequeñas hasta retablos y pasos procesionales. El naturalismo que se procuraba
venía intencionado por el afán de conturbar al creyente que admira la talla
religiosa. En la escuela castellana, sobresalen Luis Salvador Carmona, Juan
Sánchez Barba o Sebastián Ducete. En la andaluza, se encuentran Alonso Cano,
Pedro Roldán o su hija Luisa Roldán[1].
Luisa Roldán[2] nació en Sevilla hacia
1652 y murió en Madrid en 1706. La Roldana, popularmente llamada entre los coetáneos,
se considera la primera mujer española dedicada a la escultura y, además, de
una reconocida admiración en la época. Tuvo un carácter enérgico e independiente
de las convenciones sociales; así se aprecia en momentos claves de su vida,
como fue el contraer matrimonio con un hombre desaprobado por su padre o ser el
soporte económico de la familia. Se conserva una carta dirigida a los monarcas
donde se revela esta actitud resuelta y decidida:
«La insigne
artífise doña Luisa Roldan en compañía de su esposo Luis Antonio de los Arcos».
«Dña. Luisa
Roldan, escultora de Cámara de su majestad. En Madrid, año de 1699».
Se formó y trabajó en el taller que su padre, Pedro
Roldán, tenía en Sevilla hasta 1671, momento en el que contrajo matrimonio.
Centrada en la temática religiosa, trató de seguir las pautas del Concilio de
Trento, hecho que clarifica que pretendiese humanizar el arte de las imágenes
para acercar la religión al pueblo. Llevó a cabo la modelación de esculturas de
tamaño real para procesiones, tanto en madera como de barro cocido, así como
pequeñas tallas para devotos particulares y conventos. Sin duda, sus
producciones están cargadas de movimiento y expresividad. Durante esta primera
etapa andaluza, se especula que pudo hacer varias esculturas que quedaron como
anónimas. De igual forma, se dice que su marido, también escultor en la escuela
de su padre, le ayudó en la policromía de las tallas y, probablemente, a firmar
contratos, dada la imposibilidad de que una mujer casada pudiera hacerlo. Otra
opción barajada es que fuese su padre quien las firmase. En cualquier caso, de
este periodo se conocen los cuatro ángeles del Cristo de la Exaltación y las
figuras de dos ladrones que aparecen bajo el nombre de su esposo, Luis Antonio
de los Arcos, aunque el estilo se atribuye a Luisa Roldán.
San Miguel venciendo al demonio, siglo XVII, Luisa Roldán. Monasterio de El Escorial |
Tras esta etapa de aprendizaje en Sevilla, se trasladó a
Cádiz en 1686, donde realizó numerosos trabajos encargados por el cabildo
municipal y el catedralicio. Dos años después, se fue a vivir a la capital,
donde consiguió trabajar en la cámara para los monarcas. La muerte de Carlos
II, le impulsó a escribir al primer Borbón, Felipe V, para volver a ser
escultora de la cámara y tener «casa para vivir y ración para mantenerse ella y
sus hijos […] Pongo en consideración de Vuestra Majestad, que lo que sabe lo
ejecuta en piedra, en madera, en barro, en bronce, en plata, y en otra
cualquier materia». En este periodo se encuentran esculturas tan representativas
como la Sagrada Familia con el Niño dando
sus primeros pasos o Santa Ana con la
Virgen niña, ambas en el Museo Provincial de Guadalajara.
En definitiva, Luisa Roldán fue una de las mayores
exponentes de la escultura barroca y su legado es la mejor prueba de ello. Sus piezas
se custodian en diversas instituciones, como el Museo Nacional de Escultura, el
Museo Nacional de Artes Decorativas, en el monasterio de las Descalzas Reales,
en la Colegiata de San Isidro, entre otros.
[1] Aranda Bernal,
Ana María. “La participación de las mujeres en la promoción artística durante
la Edad Moderna”. En Goya. Revista de
Arte, n. 301-302,
2004, pp. 229-240.
[2] García Olloqui, María Victoria. La
Roldana, escultora de cámara. Sevilla: Diputación Provincial de Sevilla,
1978 (2ª edición 2003).
Comentarios
Publicar un comentario