La Nochebuena de las brujas
Las brujas, Francisco de Goya |
«La mayoría de
quienes practican la brujería son
mujeres, ello se debe a que -formadas de una costilla de Adán- son inferiores a los hombres [...], les
falta inteligencia [...], tienen pasiones desordenadas, son débiles en las
fuerzas del cuerpo y el alma, son más carnales que el varón [...], poseen el defecto de no querer ser
gobernadas».
«Fémina proviene de "fe" y de
"minus", por lo que la mujer siempre ha tenido menos fe que el hombre».
«Tienen
el hábito de comer y devorar a los niños de su misma especie».
«Practican
la lujuria carnal con los demonios».
A través del Malleum malleficarun, asimismo, se aprecia cómo en el imaginario de
los pueblos se ha dado especial importancia al poder de las brujas en épocas de
transición climatológica, cronológica, espacial o vital: «Causan el granizo y
tempestades y rayos, y esterilidad en los hombres». Manuel Pedrosa, antropólogo
y profesor de la Universidad de Alcalá, ha estudiado el vínculo entre las
fiestas de la tradición cristiana occidental con el solsticio de invierno, ya
que coinciden con las celebraciones cristianas de Navidad. Tradicionalmente, se
ha temido la actividad de brujas y demonios durante la Nochebuena o el día de
San Silvestre, por ello se procuraba no dejar desatendido a nadie, especialmente,
a los niños. A veces, colgaban medallas de plata a los niños, dado que este
era un buen medio para protegerlos de cualquier mal. Se encuentran "advertencias"
en expresiones populares para aminorar el número de víctimas por las acciones de las
brujas durante la Nochebuena:
«De las
doce a la una
anda la
Mala Fortuna,
y de la
una a las dos
anda el
Alma de Dios»[3].
La tradición pirenaica narra que las brujas poblaban los
valles y las montañas, convivían con la población sin levantar sospecha alguna.
Por las noches, transitaban las calles de las aldeas y los pueblos para llevar
a cabo sus planes malvados y conjuros. La leyenda más conocida es la que relata que cada Nochebuena todas las brujas del Pirineo se reunían en la cima del Turbón. Se celebraban aquelarres y se encendían hogueras para
dignificar y honorar al diablo, que se presentaba en forma de macho cabrío.
Francisco de Goya representó mediante magníficas pinturas estas espeluznantes
reuniones.
El aquelarre o El gran cabrón (1820-23), Francisco de Goya |
Una vez finalizadas las asambleas, las brujas regresaban
a los pueblos para realizar atrocidades. En la tradición oral pirenaica, es
frecuente escuchar lo sucedido a una familia después de la cena de Nochebuena. Esta se dirigió a la iglesia para escuchar la Misa del Gallo, excepto
la abuela, que se quedó en la cama por estar enferma. Cuando la familia
regresó, alegre mientras comía turrón, encontró a una de sus mejores mulas en el
suelo. Lo sucedido, con el tiempo, cayó en el olvido, debido a la compra de una
mula nueva. Sin embargo, la Nochebuena del siguiente año volvió a suceder lo
mismo: todos se fueron a la iglesia, menos la abuela y, cuando llegaron, vieron
cómo esa nueva mula yacía en el suelo sin vida. El dueño del animal esta vez
encontró un gato, que era el causante de la muerte, pues el pobre animal estaba
lleno de arañazos. El hombre tardó poco en coger un palo y golpear al felino en
una pata, aunque terminó escapando. Todos fueron a contar lo sucedido a la
abuela que, esta vez, además de estar enferma, no podía moverse por la dolencia
de una pierna. Tal desgracia dos años seguidos solo podía ser cosa de brujas.
En
definitiva, las brujas reducían su corporeidad, se convertían en gatos, aves y
moscas, para realizar con mayor facilidad sus conjuros y fechorías. Evitar sus
maldades dependía de, según voces populares, esconder las escobas en
Nochebuena. Por lo tanto, se recomienda que esta noche todos protejáis a
vuestros animales y escondáis las escobas, pues nunca se sabe si las brujas
volverán a retomar las calles de los pueblos.
Vuelo de brujas, Francisco de Goya |
[1] Baroja,
Caro. Las brujas y su mundo. Madrid:
Alianza, 2015.
[2] Kramer,
H. & Sprenger, J. Malleus Maleficarum. Buenos Aires:
Ediciones Orión, 1486. [Consulta: 24 diciembre 2018] Disponible en: https://goo.gl/c5ZByf
[3] Pedrosa,
Juan Manuel. «La
Nochebuena de las brujas». En Dossier.
Porque es Navidad [en línea], 2010, pp. 74-76. [Consulta: 21 diciembre
2018] Disponible en: https://goo.gl/kDqzNo
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