Teresa Enríquez, señora de Torrijos (Toledo)


Un número amplio de investigadores ha demostrado que las mujeres gozaron de poder y reconocimiento en las altas esferas políticas durante la Edad Media, datos contrarios a lo que ha sostenido la historiografía tradicional. De este modo, se entiende la indiscutible autoridad que tuvieron las reinas Urraca I de León y Berenguela I de Castilla. Las reinas consortes y grandes nobles intervinieron en el plano político con similar autoridad; así se aprecia en el gobierno de sus propios señoríos, la toma de decisiones, imposición de normas y en el nombramiento de personas que se encargasen de la administración de sus señoríos, posesiones y haciendas[1]. Teresa Enríquez se enmarca en este perfil de mujer con aptitud y capacidad suficientes para llevar a cabo sus propios proyectos.
Teresa Enríquez, hija del almirante de castilla Alonso Enríquez, nació en 1454 aproximadamente. Tomó como ejemplo la figura de su abuela paterna, con la que pasó gran parte de su infancia. La posición de su familia, le permitió ser dama de Isabel I. Durante esta etapa, Teresa entabló amistad Beatriz Galindo y Beatriz Bobadilla, maestra de latín y consejera de Isabel I respectivamente. Trabajó como enfermera en el Hospital de la Sangre de la Santa Fe, construido por orden de la reina durante el asedio de Granda. El aprendizaje profesional y personal en esta etapa hicieron que, en un futuro, retomase la idea de auxiliar a los más necesitados a gran escala.
Durante su estancia en la corte, conoció a Gutierre de Cárdenas, descendiente de una prestigiosa y poderosa familia, lo cual le permitió ser contador de los Reyes Católicos. Cuando Teresa Enríquez cumplió dieciséis, contrajo matrimonio con Gutierre. Este, a lo largo de su vida, consiguió atesorar una gran fortuna y numerosas tierras en Castilla y Andalucía. El alcázar-palacio de Torrijos (Toledo) construido por Alfonso XI y después adquirido por el Cabildo de Toledo pasó a manos de Gutierre en 1482 (hay que señalar que no solo compró el palacio, sino la villa entera).
Teresa quedó viuda en 1503, motivo por el que heredó una de las fortunas más notables y envidiadas de Castilla. Sola y con sus tres hijos casados, decidió trasladarse a Torrijos, lugar en el que vio la oportunidad de darle un aspecto monumental. Las construcciones erigidas tuvieron función sanitaria y humanitaria, retomando así aquello de lo que tanto había aprendido. Atendió a cientos de enfermos, cuidó de huérfanos (a los que construyó un colegio para que disfrutaran de una vida digna), consiguió la reinserción de prostitutas e incluso socorrió a los cautivos de Argel[2]. Aparte, consideró necesario fortalecer el culto a la Eucaristía, por lo que fundó las cofradías del Santísimo; tal era su entrega con la Iglesia que consiguió algunos privilegios espirituales, razón por la que recibió el sobrenombre de la “loca del Sacramento y embriagada del vino celestial”. La cofradía de Torrijos contó con una colegiata del Corpus Christi. Aparte, fundó varios conventos en favor de los franciscanos, siendo el de Santa María de Jesús uno de los más ricos.
Teresa Enríquez falleció con ochenta años en Torrijos, donde hoy día se conserva su cuerpo. Sin duda, su figura es imprescindible en la reconstrucción de la historia del pueblo toledano. Aprovechó su poder y posición política para llevar a cabo innumerables obras de caridad y, de este modo, la gente de la villa mejorase su calidad de vida.



[1] Pelaz Flores, D. y Val Valdivieso, M. I. (2015). “La historia de las mujeres en el siglo XXI a través del estudio de la reginalidad medieval”. En Revista de Historiografía, 22, pp. 101-127.
[2] Burrieza Sánchez, J. (2018). “Teresa Enríquez”, en Real Academia de la Historia, Diccionario Biográfico [en línea]. Disponible en: <http://dbe.rah.es/> [consulta: 21/04/2020].


Comentarios

Entradas populares