La mujer en la historia
Las figuras de la mujer y la del hombre se han diferenciado en cuanto
a jerarquía y funciones. Hasta el siglo XVIII estas desigualdades de género no
se cuestionaron, aunque sí hubo mujeres anteriores a dicha fecha que mostraron su
oposición contra la opresión del patriarcado. Desde entonces, se ha venido
buscando los porqués a la condición distinta, distante y subyugada de la mujer.
Lo cierto es que no se han encontrado respuestas a preguntas del tipo «cómo se
establecieron las jerarquías», «cuándo sucedió», «si siempre fue así». Por este
motivo, se han dado numerosas explicaciones que procuran argumentar su situación
de inferioridad a lo largo de la historia.
Adán y Eva (1566), Alberto Durero |
Saul and the Witch of Endor (1753), Johann Rasso Januarius Zick |
En ocasiones la represión de las mujeres ha alcanzado cotas
aterradoras, como en las cazas de brujas de los siglos XV y principios del XVI,
que podría ser consecuencia de la efervescencia humanista y liberal del
Renacimiento. En Alemania, Italia, Inglaterra y Francia hubo miles de
ejecuciones. Dato a resaltar es que el 85% de los acusados quemados vivos por
brujería eran mujeres de edades dispares, pues incluso se condenaban niñas. Son
varios estudiosos quienes afirman que hubo millones de muertes. Se las acusaba
y quemaba con inculpaciones disparatadas (tener relaciones con el diablo, beber
sangre de niños), pero también por otros motivos como suministrar anticonceptivos
a mujeres, practicar abortos o dar drogas para aminorar el dolor del parto. La
situación de la mujer dio un giro con la Revolución Francesa (1789), pues con
los ideales de justicia y de fraternidad que se perseguían, algunos hombres y
mujeres comenzaron a entender que la igualdad debía ser para todos o para
nadie. Condorcet[2],
un admirable filósofo francés que contribuyó en la escritura de la Constitución
revolucionaria, alegaba que «o
bien ningún miembro de la raza humana posee verdaderos derechos, o bien todos
tenemos los mismos; aquel que vota en contra de los derechos de otro,
cualesquiera que sean su religión, color o sexo, está abjurando de ese modo a
los suyos». Con la detonación de la Revolución francesa aparecieron por
el país galo clubs y asociaciones de mujeres que, después, se extendieron por
toda Europa; algunas figuras a resaltar serían Olympe de Gouges y Thérroigne de
Méricourt. Ese deseo de justicia y libertad se vio frenado y cohibido con la
llegada del Terror: Olympe fue guillotinada, Condorcet condenador a muerte por
Robespierre… En definitiva, se volvió a meter a la mujer en casa y el perjuicio
sexista floreció de nuevo.
La industrialización no hizo que la situación de las mujeres mejorase,
sino que hizo que se quedasen sin un sitio en el mundo, ya que se encargaban de
confeccionar la ropa, la elaboración de jabón, velas, zapatos y las fábricas
sustituyeron sus ocupaciones. Con el positivismo, las mujeres se convirtieron
en objeto de estudio de los hombres, que llegaron a compararla con lo que ellos
consideraban normal, las
características y los valores del varón. Se encuentran sentencias como la de
Darwin[3]:
«se admite generalmente que en
la mujer los poderes de intuición, la percepción y quizá la imitación son más
señalados en el hombre, pero sigue algunas de estas facultades, al menos, son
características de razas inferiores, y, por consiguiente, de un estado de
civilización pasado y menos desarrollado». Tradicionalmente, se ha visto
a la mujer como un ser enfermo: a finales del siglo XIX y principios del XX se
registraron numerosos casos de anorexia, también extrañas y crónicas dolencias,
hasta llegar las histéricas de Freud[4].
Definitivamente, las mujeres tuvieron que atravesar tiempos angustiosos y
difíciles. Las heroínas de la literatura (Ana Karenina, Madame Bovary, Ana
Ozores) muestran la tragedia de unas mujeres emotivas, sabias e instruidas,
cuyas vidas no tenían sentido, cuyos sueños eran huir del vacío y lo hacían
mediante el amor romántico y pagaron muy caro su quebrantamiento de las
rigurosas reglas sociales.
Tras entender el papel que ha tenido la mujer a lo largo de la historia, resulta sorprendente observar cómo ha habido mujeres que han sabido sobreponerse a las desfavorables circunstancias que se les presentaban. Se encuentran mujeres creadoras, guerreras, políticas, científicas, que se han desenvuelto con agudeza y valor a pesar de haber estado cohibidas por la sociedad. Fueron pocas las mujeres atrevidas y valerosas, si se compara con la gran masa de sometidas a los límites impuestos. Los roles establecidos por la sociedad eran trasladados a las ficciones, del mismo modo, en ellas es posible localizar personajes femeninos que desafiaron a quienes se interponían en el camino que les conducía hasta sus sueños y se enfrentaron contra los que les obligaban a ajustarse a unas normas represoras.
Tras entender el papel que ha tenido la mujer a lo largo de la historia, resulta sorprendente observar cómo ha habido mujeres que han sabido sobreponerse a las desfavorables circunstancias que se les presentaban. Se encuentran mujeres creadoras, guerreras, políticas, científicas, que se han desenvuelto con agudeza y valor a pesar de haber estado cohibidas por la sociedad. Fueron pocas las mujeres atrevidas y valerosas, si se compara con la gran masa de sometidas a los límites impuestos. Los roles establecidos por la sociedad eran trasladados a las ficciones, del mismo modo, en ellas es posible localizar personajes femeninos que desafiaron a quienes se interponían en el camino que les conducía hasta sus sueños y se enfrentaron contra los que les obligaban a ajustarse a unas normas represoras.
[1]
Citado en: Rosa MONTERO (1995): Historia
de mujeres. Madrid: Alfaguara, p. 12.
[2]
Citado en: Rosa MONTERO (1995): Historia
de mujeres. Madrid: Alfaguara, p. 15.
[3]
Citado en: Rosa MONTERO (1995): Historia
de mujeres. Madrid: Alfaguara, p. 17.
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